La decisión del Banco Central de reducir en un 50% el cupo de venta de dólares sin autorización a importadores y operadores turísticos, ayer les tocó el turno a las automotrices, que sufrieron una quita del 20% en el monto de divisas que estaban cobrando semanalmente. Esta reducción se suma a otra del 30% realizada en agosto, por lo que el flujo de dólares que recibían a fines de julio se redujo ahora a la mitad. De los u$s 200 millones mensuales que cobraban en aquel entonces, ahora reciben sólo u$s 100 millones divididos en cuatro cuotas semanales que, normalmente, se liquidan los lunes. "Con este monto va a ser muy difícil mantener la producción y el abastecimiento normal del mercado", alertó un directivo de una terminal. A comienzos de semana, los empresarios del sector habían adelantado que una reducción en la cuota de dólares ponía en peligro la actividad de las fábricas. Esto se debe a que más del 70% de las autopartes que utilizan los autos de producción nacional son importadas. Por cada pieza que compran en el exterior el Banco Central debe venderles los dólares necesarios al precio oficial para que la compañía cancele la deuda con su proveedor externo. Desde hace años, la entidad viene postergando los pagos, lo que generó una deuda con el sector de más de u$s 2.500 millones. Las terminales, para continuar fabricando autos, fueron financiando por cuenta propia esas obligaciones o extendiendo los plazos de pagos. En muchos casos, con las casas matrices. Pero desde hace algunos meses, fueron notificadas de que no podían seguir financiando esa deuda para que no creciera. La primera víctima de esa situación fue la importación de autos terminados. Es por eso que en las concesionarias hay una larga lista de modelos faltantes pese a que hay demanda para comprarlos. Ahora, con este nuevo recorte, las plantas locales tendrán más problemas financieros para la importación de insumos, por lo que en los próximos días podría haber suspensiones de producción por este motivo. Es por esto que las empresas intentarán plantearle el problema a la ministra de Industria, Débora Giorgi. El dato que atenúa, de alguna manera, la gravedad del problema es que la mayor parte de la producción se exporta a Brasil que, en la actualidad, por la crisis económica que está viviendo, redujo fuertemente la demanda. Por este motivo, en las terminales se están aplicando suspensiones o adelantos de vacaciones para compensar el menor ritmo de actividad que se registra actualmente.