El Gobierno atendió el incipiente fuego del PJ antes del incendio: recibirá a los 11 gobernadores peronistas que se reunieron en San Juan el fin de semana, como prólogo de la renovación partidaria pero también para demarcar su línea de poder ante el macrismo con los fondos coparticipables como bandera. Con la deslizada amenaza de recurrir a la Justicia, como hizo Córdoba, plasmada en un documento, el anfitrión Sergio Uñac pidió una audiencia a la Casa Rosada. Y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, agendó el cónclave para pasado mañana a las 12. "Es imperioso que esta problemática se resuelva a través de la política, de lo contrario todas las provincias se verán obligadas a utilizar la vía judicial", fue la advertencia de los caciques territoriales del PJ a través de un comunicado. Después del aumento de la torta de fondos nacionales destinados a la Ciudad de Buenos Aires, con el justificativo del traspaso de la Policía Federal, los gobernadores comenzaron a masticar bronca. Sumado a la decisión del presidente Mauricio Macri de dar marcha atrás con el decreto que firmó poco antes de irse su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner, para anular el descuento del 15% de la coparticipación a las provincias. Los mandatarios reclamaron que "se debe devolver el 15% que se detrae de la masa de fondos coparticipables desde 1992 ya que la Corte Suprema de Justicia a fines del 2015 estableció que esa detracción es inconstitucional". Aquel fallo del máximo tribunal generó el primer cortocircuito entre Ricardo Lorenzetti y la administración de Cambiemos. La puja por la distribución de fondos es tan vieja como la conformación del Estado. "El kirchnerismo fue el gobierno más unitario de la historia, que concentró recursos como ningún otro en desmedro de las provincias", recriminó Frigerio, anticipando que se reuniría con los gobernadores para debatir la coparticipación, un problema de frazada corta (se le da a uno, se le quita a otro). Sin abrir nunca la discusión, a pesar de las recicladas quejas desde las provincias, incluso de mandatarios alineados como Daniel Scioli, el cristinismo optó por el reparto discrecional. En esa línea, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, un peronista no tan crítico de la actual Rosada, contó que durante el gobierno kirchnerista "a aquellos (mandatarios) que planteamos posiciones diferentes no nos fue bien".