La visita de la titular del FMI a la Argentina es la primera que hace un número uno del organismo al país en poco más de 10 años. En diciembre de 2007, el entonces director gerente, Dominique Strauss Kahn, vino al país y se reunió con Cristina Fernández de Kirchner. El encuentro fue tras el pago de una vez de los casi u$s 10.000 millones que se adeudaban al organismo a fines de 2005, con los que el Gobierno había buscado tomar distancia del organismo multilateral, dentro de la cual se prohibió la realización de revisiones de la economía argentina.
Tras el reestablecimiento de vínculo, ya en el gobierno macrista, en 2016 hubo una primera misión del FMI en el país: técnicos del organismo, liderados por el italiano Roberto Cardarelli, se reunieron en esa oportunidad (y luego también en 2017) con funcionarios, economistas, empresarios y académicos para elaborar el primer informe sobre la economía argentina, conocida como el Artículo IV (que es uno de los requisitos para los miembros del organismo internacional).
Las estimaciones del FMI son más pesimistas para el país que las previstas oficialmente: tanto en materia de crecimiento, inflación y resultado fiscal, el organismo traza un panorama más sombrío. En concreto, el Fondo espera que la inflación este año será de 16%, por debajo del promedio de las consultoras, que esperan en torno a 19,9%, aunque mayor a la que apunta el Gobierno, de 15%.
Sobre el crecimiento, para el Fondo Monetario, la expansión será este año de 2,5% "debido a la contención fiscal y monetaria" y proyecta que 2017 cerró en 2,8%. Para el Gobierno, en cambio, en 2018 se alcanzará una expansión de 3,5%.
Los porcentajes desde el FMI son los que había difundido en el informe de revisión de la Argentina, a fines de diciembre, cuando dio a conocer su óptica sobre el país, en marco del artículo IV. En el Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) de octubre el organismo internacional esperaba un crecimiento de 2,4% para 2017. Sin embargo, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner sostuvo en enero que "el consumo se benefició del avance de los salarios reales, la inversión también se aceleró, incluso en el sector privado, por lo que se espera que el año pasado termine con una expansión de 2,8%".
Para el caso de las cuentas fiscales, el FMI prevé que el déficit fiscal no bajará más que 4,5% del PBI. Mientras el Gobierno, en cambio, confía en que podrá reducir el déficit en los próximos años, para el FMI, a partir de 2020, continuará el rojo primario y se profundizará el pago de intereses.
