Este lunes a las 13 vence la segunda prórroga del plazo concedido a los acreedores de la Provincia de Buenos Aires para arañar al menos la mayoría necesaria del 75% que disiparía toda la tensión sobre el bono BP21. Pero si los tenedores del bono no aceptan el diferimiento al 1 de mayo del pago de capital por US$ 250 millones, el gobernador deberá resolver antes del miércoles si paga o entra en default. El reloj sigue corriendo.
El mercado, según Clarín, cree que si no hay consenso no se dejará caer al principal bastión electoral, político y económico del Gobierno nacional por una cifra que no supone más que el 0,2% del producto bruto de la Provincia y el 0,5% de las reservas del Banco Central.
Por ejemplo, en Ecolatina calculan: "Teniendo en cuenta los montos comprometidos y las consecuencias de un default, tarde o temprano los tenedores de bonos aceptarán la propuesta o se pagarán los vencimientos de capital a través de algún crédito garantizado con coparticipación de impuestos".
No son los únicos que especulan con algún tipo de rescate o salvataje, que no deje tan mal parada a la Nación, que juró que no saldría en auxilio de la Provincia. De hacerlo, tendría un costo reputacional considerable. Lo mismo ocurriría si la Provincia, que también repitió en más de una oportunidad que no puede pagar, termina poniendo la plata sobre la mesa.
Pero el umbral del 75% que requieren los contratos ley Nueva York para reestructurar el bono no es fácil de conseguir. "Dependerá de la insistencia de los acreedores de conocer algún plan, si clarifican cómo se va a pagar después y la capacidad de litigar, esto es, si pueden presionar por esa vía ante un impago", dicen en la consultora EcoGo.