El Ministerio de Economía ya comenzó a desplegar su estrategia de cara a los abultados vencimientos de deuda en pesos que tiene en julio y agosto, cuando debe afrontar compromisos por casi $1 billón.
El Palacio de Hacienda dio a conocer en la tarde del lunes los detalles de la licitación del miércoles, la segunda del mes pautada en el cronograma oficial, y que consistirá en la reapertura de cinco Letras con las que buscará hacerse de un mínimo de $16.000 millones, y en un canje del bono TC21 por otros dos que ajustan por CER y vencen en agosto y septiembre
En concreto, las principales preocupaciones aparecen en los más de $300.000 millones de capital del TC21 que se deben cancelar el 22 de julio, y los casi $380.000 millones del TX21 que expira el 5 de agosto.
Con esos dos títulos en la mira, la Secretaría de Finanzas aprovechó junio para sumar financiamiento neto que le permita llegar más holgada a esas paradas desafiantes.
En ese sentido, la semana pasada consiguió $163.000 millones con cinco instrumentos, 8 veces más de lo que había salido a buscar, del cual el 78% fueron a marzo y mayo de 2022, con ajuste por CER.
Con esa colocación, ya tiene garantizado dos tercios de los $240.000 millones de vencimientos de este mes, que se concentran en una Ledes y una Lepase el 30 del corriente.
Con todo, este miércoles el Tesoro buscará $4.000 millones con las dos Letras a descuento y tasa variable a fin de septiembre, otros $2.000 millones con una Ledes a fin de noviembre, y $5.000 millones con Lecer a marzo y mayo de 2022. El precio de reapertura será determinado en la licitación, informó Hacienda en un comunicado.
En cuanto a la operación de canje, se podrán recibir a cambio del TC21 un 40% del Boncer 2022 (T2X2) y 60% del Boncer 2023 (T2X3). El valor técnico por cada $1.000 nominales será de $5.121, algo por debajo del precio actual de mercado.
Por su parte, el T2X2 y el T2X3 tendrán un precio mínimo de $1.461,78 y $1.336,33 por cada $1.000 nominales, respectivamente.
Para la licitación del miércoles, el Tesoro volverá a contar con la ayuda de la normativa del BCRA que habilitó a los bancos a integrar con bonos los encajes de los depósitos que estaban bajo la forma de Leliq, de manera de volcar esa liquidez a las arcas del sector público y ayudar con la renovación de los vencimientos.