El ministro de Economía, Martín Guzmán, expondrá durante la mañana de hoy en la Comisión de Presupuesto de Diputados, que continuará comandada por el ultra-K Carlos Heller, para defender la ley de gastos para el año próximo. El proyecto y hoy único intento del Gobierno de mostrar un plan económico, que estuvo bloqueado casi tres meses en la Cámara baja por el propio oficialismo, busca ser aprobado este mismo jueves para enviarlo rápido al Senado, que sueña con sancionarlo antes de fin de año o incluso antes de Navidad, si es que la oposición da algún guiño en los próximos 10 días.
Dicha situación sirvió en las últimas horas al Frente de Todos para presionar al interbloque de Juntos por el Cambio, que se quejó por la rapidez con la que el kirchnerismo quiere activar el Presupuesto 2022. A pesar de que el Gobierno blindó con aliados de Diputados y del Senado potenciales votos para sacar la iniciativa, durante el fin de semana -y tal como anticipó Ámbito semanas atrás- comenzó a jugar el fantasma de una eventual prórroga de la ley de gastos vigente ante un freno opositor en el Congreso.
La vicepresidencia también se repetirá, ya que seguirá en manos del macrista Luciano Laspina, quien realizó una detallada explicación el fin de semana sobre las confusiones que tiene el Gobierno con respecto al Presupuesto 2022, un potencial proyecto “plurianual” y las responsabilidades del Poder Legislativo. Otro sector por de la oposición de Juntos por el Cambio, el ahora radicalismo “separatista”, se adelantó y presentó una serie de advertencias con respecto a la iniciativa. Veamos:
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“Comparando presupuesto inicial (sancionado) versus el 2022, el gasto crece en términos reales. El resultado dependerá de cuánto se amplía o no el presupuesto durante el ejercicio (de modo de comparar cómo queda ampliado 2021 versus ampliado 2022)”.
“En una economía donde los precios aumentan al 50% anual y las paritarias se ajustan entre 35% y 40%, el crecimiento del salario real luce dificultoso”, y “al consumo le cuesta arrancar y se erosiona la posibilidad de ahorrar”.
“La política salarial parecería gravitar en torno a un nuevo atraso cambiario y -quizás tarifario-, en desmedro del balance fiscal y comercial” similar “a lo vivido este año, pero atenuado”, y “su aplicación dependerá del visto bueno del FMI”.
“Política de empleo: nula. No se observa un mantenimiento (ni crecimiento) de los cupos fiscales de los regímenes de promoción que tienen por finalidad aumentar la contratación de mano de obra”, expresó el espacio que tiene, entre otros, al puntano Alejandro Cacace.