El ministro de Economía Martín Guzmán señaló este viernes que el principal problema a nivel global es la inflación, a lo que se suma la energía y la distribución de los ingresos, y ese sentido destacó que mientras en el mundo la pandemia fue "profundamente desigualadora", en Argentina la desigualdad "llegó a ser menor que en el primer trimestre de 2017".

En su visión, esto fue resultado de un "esquema de políticas productivas y de adecuación de los derechos de exportaciones" que generaron mayor competitividad.

Recordó que hoy "el 94% de las posiciones de derechos de exportación tienen una alícuota menor que en diciembre de 2019 cuando asumimos el Gobierno", en una elíptica crítica al gobierno de Mauricio Macri.

El ministro admitió que, en gran medida, el acceso a los dólares es un condicionante para la actividad económica. Y señaló que hay una "condición necesaria" para sostener el crecimiento económico en el país, que es la "generación de divisas". Pero remarcó la importancia de la "estabilidad" que "nos permita salir de los pensamientos cortoplacistas en la Argentina". 

Al respecto, y en medio de una fuerte interna al interior de la propia coalición gobernante, que lo tiene apuntado por los halcones del kirchnerismo, Guzmán admitió que "la inflación se ataca con un enfoque macroeconómico integral, que incluye un enfoque externo, un bloque fiscal, uno monetario y una complementariedad que son las políticas de precios e ingresos". Para Guzmán es fundamental para sostener el crecimiento económico, lograr la estabilidad macro que permita dejar atrás planteos de corto plazo.

Pero no desconoce el impacto de las expectativas en materia inflacionaria. El funcionario aseguró que la clave de un programa que intente atacar este flagelo es tener "impacto en las expectativas y para ello es necesario que haya certezas del rumbo".

En este contexto, remarcó que el sector público contribuyó a apuntalar la recuperación económica, "invirtiendo en infraestructura y en conocimiento" para aplicar a la producción.

Esto se dio en un escenario de cambio de agenda en los últimos tiempos, apuntó el ministro de Economía. "Para la Argentina la agenda cambió; en las reuniones bilaterales de los países del G20 no estamos hablando de la deuda. Estamos hablando de la energía, de la minería, de la agroindustria, con un espacio que la Argentina puede ocupar". 

Y dedicó un espacio al tema energético, un dato no menor en un año en el que la importación de gas natural licuado absorberá divisas en cantidades importantes pero en el que también el Gobierno apuesta a encaminar a través de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que permitirá distribuir más gas al país y dejar un saldo exportable.

"Vemos una grandísima oportunidad en el campo de la energía para acelerar el desarrollo del sector. Esto sería transformacional para la Argentina desde lo productivo y desde la macroeconomía ", remarcó Guzmán.

Y anticipó que el Gobierno está trabajando en "adaptar las regulaciones de capital para el sector energético", en busca de inversiones externas que potencien al sector.