En el último día hábil antes del cambio de Gobierno, el Ministerio de Economía dio a conocer un balance de gestión 2019 a 2023. La cartera, que desde fines de julio de 2022 está a cargo de Sergio Massa, hace hincapié en la sequía, la guerra de Ucrania y en la pandemia a la hora de explicar la caída de la actividad económica en y una situación macro por demás complicada. La inflación, récord desde 1991, aparece mencionada apenas dos veces en un documento de más de 90 páginas.
“El 2023 estuvo atravesado por las dificultades que ocasionó la sequía, que, por duración e intensidad, se configuró como la mayor de la historia de nuestro país. La producción de los seis grandes cultivos (soja, maíz, trigo, girasol, sorgo, cebada) de la campaña 2022/23 fue aproximadamente 48 millones de toneladas inferior a la de la campaña 2021/22 (-33,6 por ciento). Este daño en la producción agrícola redujó la exportación de cereales en más de USD 20.000 millones este año (3,2% del PIB; alrededor del 25% de las exportaciones de bienes) con repercusiones negativas en la actividad económica, la inflación y las finanzas públicas, a través de una fuerte caída de la recaudación”, dice el documento dado a conocer hoy.
El Palacio de Hacienda resumió así el último tramo de la gestión de la economía, año en el que la inflación superó -hasta ahora- el 140% y en el que la inestabilidad cambiaria estuvo a la orden del día. Tampoco fue un tema abordado con profundidad en el informe final de gestión la caída de reservas en el Banco Central, pero sí la negociación y puesta en marcha de nuevos tramos del swap de monedas con China.
Respecto a la actividad económica, el Palacio de Hacienda consideró que “hasta el primer trimestre la economía logró mantener el crecimiento, con una expansión interanual de 1,4%, gracias al dinamismo de varios sectores que contrarrestaron la caída del sector agropecuario de 11,3% interanual. Sin embargo, la sequía comenzó a impactar con mayor intensidad a partir del segundo trimestre, desde enero a agosto se acumuló una caída interanual de 1,6% de la actividad económica”, planteó. No hubo mayores referencias al desempeñó de la economía en los últimos meses.
Massa y su equipo aseguraron que en ese marco, sobre la cuestión fiscal aseguraron que “se obtuvo una reducción de casi 4 puntos porcentuales en el déficit fiscal, pasando del 6,4% del PIB en 2020 al 2,4% en 2022. Para 2023 se mantienen los objetivos proyectados del resultado primario, sin afectar los principios de apoyo a sectores vulnerables, y la priorización en la actividad económica y la inversión en infraestructura”. De todas formas, el objetivo de 1,9% del PBI quedó muy desactualizado y las autoridades actuales terminarán el mandato con un rojo primario de entre 2,7 y 3 por ciento del Producto.
“Para fortalecer la estabilidad económica, se siguió trabajando en el fortalecimiento del mercado de deuda local. El financiamiento neto del Tesoro vía el mercado de capitales local creció sensiblemente y representó alrededor de 1,5% del PIB en 2020 y 2021, mientras que en 2022 alcanzó el 3% del PIB. Hasta octubre de 2023, se logró un financiamiento neto de $5 billones, equivalente a un 3% del PBI”, mencionó el documento, en referencia a la Secretaría de Finanzas que encabezó Eduardo Setti.
En tanto, mencionaron como otro pilar “la estrategia de sostenibilidad de la deuda externa, se aprobó la 4° revisión técnica del Programa EEF con el FMI, con cierto margen en el cumplimiento de metas por la prudente gestión macroeconómica en la segunda parte del año 2022. Dado el severo impacto de la sequía se trabajó en adecuar el programa, que concluyó en agosto con la aprobación por parte del Directorio del FMI de la 5° y 6° revisión. Por su parte, los vencimientos de junio, julio y agosto se cancelaron en yuanes y Derechos Especiales de Giro (DEG), con apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina, el Gobierno de la República Popular China y de Qatar, debido a la carencia de divisas”, apunta Economía. No se explicita el estado actual del acuerdo, en que las metas del tercer trimestre aparecen largamente incumplidas.
Por último, mencionó ocho “motores” con lo que intentó sostener la actividad y darle una dirección a la política económica: desarrollo industrial y productivo; promover el crecimiento de las actividades basadas en la economía del conocimiento; desarrollo de Vaca Muerta; desarrollo de la minería; generación de políticas para alcanzar un desarrollo con inclusión; políticas económicas que garanticen un desarrollo sustentable; desarrollo del mercado interno y externo y desarrollo agroindustrial y estrategias de competitividad federal.
